sábado, 8 de diciembre de 2012

"RUBIA ES BASADA EN UN HECHO REAL Y EN ELLA SE CRUZAN DIVERSAS HISTORIAS..."


Esta entrevista fue realizada por Richard Sabogal, director de Negro Sobre blanco Editores.

Confiesas a tus lectores que Rubia es tu opera prima  ¿cómo ha influido en tu vida esta novela ganadora del Premio Grupo Nelson Ficción 2009? ¿Cómo nació?
Desde el momento en que esta historia se coló entre mis dedos pensé en ella como mi niña Rubia. Yo ya era padre de dos niños, Efraín y Benjamín, y sabía lo complicado que resulta la experiencia de enfrentar el compromiso y la responsabilidad de la paternidad cuando uno decide asumirla e intenta cumplir con el rol de padre orientado a la construcción de un escenario ideal para que los hijos puedan desempeñarse como ciudadanos y humanos sanos. El asunto es que sabía que en un mundo en el que las editoriales (en su mayoría) prefieren representar nombres conocidos, y no ayudarlos a forjarse, tocar las puertas sin un nombre sonado, y con una novela de la que nadie sabe nada, era una empresa utópica.
Escribí a Rubia tres veces, pudiéramos decir que las dos primeras fueron abortos no deseados. Es doloroso cuando con ilusión esperas el nacimiento de tu niña y de repente te das cuenta que algo anda mal y no verá la luz del amanecer. Así me sucedió. De la primera versión nadie nunca supo nada, la segunda la compartí con unos amigos y un año después sentí vergüenza de lo que había escrito; ese segundo intento se había llamado “Rubia y los ojos del abuelo”. En el año 2008 me entero de un concurso convocado por un grupo editorial norteamericano con una división orientada a la América Latina con sede en México. Con seis meses de anticipación vuelvo a escribir “Rubia”. Esta vez decido una pausa y me pregunto ¿por qué quiero traer a esta niña al mundo? Y la respuesta me sorprendió. ¿Tengo que compartir la respuesta?
Lo haré, pero no me culpes si decido callar algunos detalles de la respuesta.
Me descubrí como parte de la historia de Rubia, me vi reflejado en sus agonías y melancolías. Recordé mi adolescencia en una plaza de pueblo, mirando a lo lejos, inconforme con el presente y temeroso del futuro, avergonzado de episodios de mi pasado. Y me vi en sus padres, angustiados, a la expectativa frente al crecimiento de la niña; me vi en el abuelo, victima de su propia cólera, con ganas de cambiar su destino y con poca fuerza de voluntad para lograrlo. Me vi en cada personaje secundario, en el adolescente aventurero, en el “Gabriel” que intenta reconciliar su presente y pasado; incluso me vi en la niña Cristal, la esperanza de una nueva historia. No sé si esté bien confesarlo, pero cada personaje en esta novela es un reflejo de mí desde un ángulo distinto.
Cuando la novela queda finalista en el Premio Grupo Nelson Ficción 2009 supe que ese era su grito de nacimiento. Tú sabes, ese grito que sigue a la nalgada del médico cuando te recibe la vida. Desde entonces ha sido una aventura caminar con ella. Si aquel fue su grito de nacimiento, la publicación con el apoyo y respaldo de NsB ha sido su primer paso.
¿Hay algo particular en esta obra y que nunca has confesado? ¿Rubia es una historia real?
Creo que ha llegado la hora de confesar. En los últimos meses me han hecho confesar algunas cosas sobre mi niña. Estoy pensando qué es lo más particular que en otra entrevista no diría y aquí va: aunque Rubia se centra en el personaje que lleva ese nombre, aunque la obra la inspiró una historia real que es la suya, el momento en que pensé “quiero escribir esta historia” no fue al escuchar el hecho central que me inspiró a escribirla.
La decisión nació en otro momento. ¿Debo confesar en qué momento?
Un día martes de un mes de diciembre. Entré en una habitación oscurecida por la tarde que ya caía, en un rincón de la habitación vi una cama y sobre ella un hombre de cincuenta y tantos años envejecido prematuramente por una insuficiencia renal y “culpa crónica”. El tipo abrió sus ojos, que alguna vez fueron de color azul vivo, y en el lugar de sus ojos un vacío y agonía relampagueaban. Me apuntó con su vacío y agonía y no sé si logró observarme, pero yo sí pude verlo y entonces me dije: “voy a escribir la historia”.
¿Crees que un acto tan ruin como el que narras en Rubia merezca perdón?
Uno suele hablar del perdón y sus beneficios, pero cuando lo preguntas así y bajo el contexto de Rubia, provoca pensarlo mejor.
Creo que nosotros mismos merecemos perdonar. El mensaje de perdón de Rubia no va en ese tono fantástico que se usa para explotar las emociones y hacer sobresalir el valor de algunas creencias. De hecho, podría decir que no hay mensaje de perdón (a pesar de que algunos lectores confiesan haber encontrado uno).  Allí hay hechos, agonías, redención en términos de la práctica de nuevos intentos. Así que hoy me permitiré en esta entrevista confesar otra particularidad: no se trata del perdón al viejo de la historia, se trata del perdón hacia uno mismo por no ser valiente para perdonar.
Rubia es la primera novela de una trilogía, ¿De qué trataran los otros dos tomos?
Eso es una primicia. Como te dije hace rato: “Rubia es inspirada en un hecho real, y en ella se cruzan diversas historias y queda un camino abierto hacia otras más”.
Debo confesarte que la decisión de la trilogía era una idea tímida. Lo conversé con la editorial presentándole el esquema de lo que serían las otras dos historias y así se consolidó como una decisión. Los dos tomos pretenden cerrar el círculo abierto con la historia de Rubia y continuar el trayecto del destino del pueblo en el que se desarrolla su historia. Quedan leyendas por contar.
El segundo tomo es “Gabriel”, en él se cuenta la historia de ése personaje que llegó a devolverle la alegría a Rubia en su adolescencia y tuvo que desaparecer para “reconciliar su pasado y presente y así vencer sus demonios”. Este segundo tomo no es una continuación sino una obra complementaria. Corre en el mismo tiempo que se desarrolla la historia de Rubia y llega al mismo final (deberán leer el prefacio de Rubia para entenderlo).
El tercer tomo es “Cristal”. Cristal es una antítesis de Rubia, ésta sí es una continuación, quienes han leído mi obra ya saben que Cristal es el nombre de la niña de Rubia y que al final “mira fijamente a Gabriel, y con su manita, alcanza la suya y le acerca hasta la orilla del río donde tiene sus montañitas de tierra…”.
La entrevista también se publicó en Negro Sobre Blanco On Line, en el Impreso deNegro Sobre Blanco y en ArtGerust.

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